¿Quién nos dice que este mundo no es una alucinación?


La famosa psicóloga Tatiana Chernígovskaia habla sobre los misterios que esconde el cerebro humano y opina que la realidad podría ser diferente a como creemos percibirla.



"El funcionamiento del cerebro es algo completamente enigmático. De hecho, nadie sabe cómo funciona", asegura la bióloga, psicóloga experimental y neurolingüista Tatiana Chernígovskaia en una entrevista a la agencia Rosbalt. La científica afirma que este órgano es "una máquina tan compleja" que le sorprende que no enloquezca. "Sin embargo, funciona en cada persona, incluidas las muy tontas", ironiza Chernígovskaia, que encabeza el Laboratorio para las Investigaciones Cognitivas de la Universidad Estatal de San Petersburgo.
La psicóloga recuerda que el mundo científico todavía no puede identificar qué es nuestra conciencia. "Unos dicen que la conciencia es una reacción del organismo, pero, entonces, también la tienen los animales, los pájaros, los peces, los insectos, los infusorios, es decir, todos los organismos vivos. Incluso una planta de interior", afirma. Sin embargo, otros dicen que la conciencia es "una reflexión, una comprensión de las propias acciones", explica Chernígovskaia, conjeturando que, en ese caso, "el 90% de la población de la Tierra no la tiene, ya que la mayoría arrolladora de la gente nunca reflexiona y se limita a vivir, como la hierba".
"Hay una frase en la que no dejo de pensar: 'La paradoja de que el cerebro se encuentra en el mundo, y el mundo se encuentra en el cerebro'", afirma la psicóloga, adentrándose en el terreno filosófico. "Por lo tanto, si yo dudo mi propia visión del universo, pongo en duda también la existencia de todo el mundo. Porque ¿qué razones tengo para no pensar que todo lo que me rodea no es una alucinación? No tengo ningunas", sostiene.
En la entrevista Chernígovskaia se refiere al fenómeno de los niños prodigios, llamando la atención sobre el hecho de que la mayoría muestra su genio sólo en la niñez y "desaparece" después. Asimismo, considera dañino que los padres les digan siempre a estos niños que son geniales, porque ello puede afectar su autoestima. "Lo único que se puede desear a este tipo de niños es que Dios sea misericordioso con ellos y que no se vuelvan locos demasiado pronto", concluye.

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