¿Por qué la ciencia no deja de preguntarse qué hacen los gatos para caer siempre de pie?
"Se trata de un fenómeno muy profundo de la física que está conectado con la óptica, la mecánica cuántica y la geofísica", opina el físico Greg Gbur.
La habilidad de los gatos para caer de pie siempre ha llamado la atención de los científicos, los fotógrafos e incluso de la NASA. No se trata solo de un instinto útil para animales que se suben a los árboles, sino también de un enigma de la física, recuerda 'The Washington Post'.
"Probablemente, el gato usa múltiples estrategias diferentes para darse la vuelta", opina Greg Gbur, físico en la Universidad de Carolina del Norte en Charlotte, EE.UU. "La física prefiere y tiende a buscar la explicación más sencilla posible para el fenómeno, mientras que la evolución siempre busca un método más eficaz", explica el investigador.
En el siglo XIX, Etienne Jules Marey, científico e ingeniero francés, aplicó por primera vez la fotografía de alta velocidad para congelar la caída de un gato. El investigador hizo 32 fotos y escribió un artículo, en el que "hizo notar irónicamente que la expresión de dignidad ofendida del gato indica falta de interés en la investigación científica", apunta el diario.
Un "dibujo matemático" del gato que cae
En 1935 los holandeses G.G.J. Rademaker y J.W.G. Ter Braak presentaron un "dibujo matemático" de un gato que caía, introduciendo la idea de que la cintura doblada del gato era importante para comprender este fenómeno, o sea, que "las partes delantera y trasera del gato se parecen a los cilindros que giran alrededor de dos ejes en direcciones opuestas".
Esta idea fue desarrollada posteriormente por el ingeniero Thomas R. Kane, que escribió ecuaciones que podrían predecir la cantidad de giros que un gato haría antes de caer de pie.
De esta forma, el investigador contribuyó a la carrera espacial de los años 60 en EE.UU. No en vano, la NASA pidió a Kane que ayudara a averiguar cómo los astronautas podrían girar sobre sí mismos en gravedad cero y pagaron 60.000 dólares al ingeniero para que creara dibujos por ordenador de los movimientos que los astronautas habrían de hacer luego en un trampolín. "En cuanto al gato, lo hace sin ninguna matemática en absoluto, por lo que no es elegible para una subvención de la NASA", afirma el ingeniero en su artículo'.
"Un fenómeno profundo de la física"
Por todo ello, un gato que cae de pie es "el ejemplo de un fenómeno muy profundo de la física que está conectado con la óptica, la mecánica cuántica y la geofísica", comenta Gbur. "Gracias al comportamiento del gato podemos aprender muchísimas cosas", continúa.
Sin embargo, "no todos los gatos son necesariamente muy buenos en eso", concluye Gbur.
Gato volador
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