¿Las vacunas nos ahorran dinero?


Digan lo que digan sus detractores, las vacunas evitan millones de muertes y ahorran millones a la sanidad al prevenir enfermedades.



Las vacunas ahorran dinero, y mucho, según un estudio elaborado por la Johns Hopkins Bloomberg School of Public Health de Baltimore (EE. UU.) y publicado en la revista Health Affairs. A partir de una base de datos que tenía en cuenta a 94 países con ingresos bajos y medianos durante el periodo entre los años 2011 y 2020, los responsables de la investigación calcularon que si se aplicara a nivel mundial un programa de vacunación de diez enfermedades, cuyo coste sería de 34.000 millones de dólares, se podrían ahorrar 586.000 millones. Dicho de otra manera: por cada dólar que se gasta en una vacuna, se ahorran 44.

Estas diez enfermedades incluidas en la investigación son la hepatitis B, el sarampión, la meningitis tipo A, el rotavirus, la encefalitis japonesa, la Haemophilus influenzae tipo b, la rubeola, el neumococo, la fiebre amarilla y el papiloma humano. Cada año, las dolencias que se pueden prevenir con vacunas matan a 2,4 millones de niños en el mundo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Los informes de esta organización constatan que solamente gracias a la inmunización contra la tos ferina, la difteria, el tétanos y el sarampión, se evitan de dos a tres millones de muertes anuales. Si se ampliara la cober­tura de vacunación en todo el mundo por parte de las sanidades públicas de los países, se evitaría otro millón y medio de defunciones.

En general, y a pesar de la presión que están ejerciendo los grupos antivacunas, cuyos argumentos carecen de base científica, estadística, social y económica, en cada país se recomienda que los niños sean vacunados tan pronto como el sistema inmunitario de cada indiviudo sea capaz de responder a la inmunización que proveen las vacunas, y que reciban las dosis de refuerzo posteriores que sean necesarias para conseguir la mejor protección sanitaria. Además, también existen unas recomendaciones internacionales de la Organización Mundial de la Salud.



La realidad es que la evidencia médica y científica demuestra que los beneficios que trae consigo evitar milllones de fallecimientos por enfermedades infecciosas compensan sobradamente los efectos adversos secundarios que muy raramente pudiera traer consigo la inmunización. Por citar algunos datos, la vacunación masiva durante los siglos XIX y XX ayudó en su momento a erradicar la viruela, que hasta entonces había llegado a matar a uno de cada siete niños en Europa. Gracias a la vacuna, prácticamente se ha erradicado la poliomielitis, que causó estragos entre los niños españoles de los primeros sesenta años.​

La incidencia de infección invasiva con Haemophilus influenzae, una de las causas principales de meningitis bacteriana y otras enfermedades graves en niños, ha disminuido un 99% en los Estados Unidos desde la introducción de la vacuna en 1988. Se calcula que la vacunación de todos los niños estadounidenses nacidos en un año concreto, desde el nacimiento hasta la adolescencia, evita 30.000 muertes y previene 14 millones de infecciones.
Al margen del calendario de vacunaciones infantiles y de las vacunas exigidas cuando se va a viajar a determinados países, algunas otras como la del tétanos, la gripe o la neumonía son recomendadas en numerosas circunstancias en forma de lo que se llama dosis de recuerdo. Para las personas más mayores se recomienda especialmente que no dejen de vacunarse contra la neumonía y la gripe, enfermedades que a partir de cierta edad son aún más peligrosas y responsables de numerosas muertes.

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