¿Pueden los misiles estadounidenses proteger a Japón de un ataque de Corea del Norte?


La última prueba de misiles de Pionyang vuelve a demostrar la amenaza a la que se enfrenta Japón, debida en parte a la presencia de bases militares estadounidenses en su territorio.




Las numerosas pruebas de misiles norcoreanas —incluido el lanzamiento de este martes— demuestran la amenaza a la que se enfrenta Japón, debida en parte debido a la presencia de bases militares estadounidenses en su territorio, escribe el analista militar Sébastien Roblin en un nuevo artículo para 'The National Interest' en el que analiza las capacidades defensivas de Tokio ante un potencial ataque de Pionyang.

Según el experto, Japón ha respondido a la amenaza con una serie de contramedidas, que actualmente incluyen seis grupos de misiles antiaéreos tierra-aire PAC-3 Patriot, así como cuatro destructores armados con misiles SM-3, de más largo alcance. Sin embargo, no está claro si estos sistemas resultarían "completamente eficaces" para interceptar misiles de alcance intermedio (IRBM) "más grandes, más rápidos y de mayor vuelo", asevera Roblin.

El misil SM-3 Block I


Actualmente, Japón cuenta con cuatro destructores de la clase Kongo, armados con sistemas de combate Aegis y misiles interceptores SM-3 Block I, y está actualizando sus dos nuevos buques de clase Atago para darles capacidades antibalísticas.

El misil SM-3 Block I puede alcanzar una velocidad hasta diez veces superior a la del sonido y tiene un alcance de casi 380 millas (unos 600 km), que "por desgracia", no es suficiente para defender adecuadamente las islas japonesas, estima Roblin, agregando que algunos críticos dudan de que los Block I puedan generar suficiente energía cinética para destruir de manera fiable las cabezas nucleares de misiles entrantes.

El SM-3 Block IIA


Para cumplir con el desafío, Mitsubishi y Raytheon están produciendo conjuntamente el misil SM-3 Block IIA, una nueva versión del SM-3 con un alcance teórico de 1.350 millas (unos 2.170 km).
Sin embargo, el analista recuerda que el nuevo misil falló en su segunda prueba de fuego real el pasado 22 de junio, por causas que siguen siendo desconocidas.
Aunque "una sola prueba fallida" de dos no significa que el misil sea ineficaz, sí demuestra "lo complicada que es la tarea de interceptar misiles balísticos", explica Roblin, quien subraya también que las condiciones de prueba "son a menudo más favorables que las de combate real", por lo que cuando un sistema no funciona en esas circunstancias, es "motivo de preocupación".

Unidades terrestres


Para reforzar aún más sus defensas contra la amenaza de misiles, Tokio está considerando la posibilidad de desplegar una versión terrestre del sistema Aegis.

Según 'The Japan Times', tan solo dos unidades terrestres de Aegis, a un costo de alrededor de 707 millones de dólares cada una, podrían cubrir la defensa de todo el territorio del país, un precio significativamente inferior al del THAAD desplegado en Corea del Sur.

¿Funcionaría?


En opinión de Roblin, si Japón pudiera reunir suficientes interceptores terrestres y marítimos —lo cual no sería tan fácil, ya que incluso la Marina estadounidense carece de suficientes misiles SM-3 Block I para armar a la vez a todos sus buques equipados con Aegis— podría ser suficiente para asegurar "una alta probabilidad" de defensa contra un potencial ataque norcoreano.

Sea como fuera, si bien "es angustioso" no saber si las defensas resultarían "verdaderamente fiables" en la práctica, "sería mucho mejor nunca tener motivos para averiguarlo", concluye el analista.

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